lunes, 8 de octubre de 2012

Educación Ambiental e intervención pedagógica: Un mosaico de posibilidades (Núm. 190 octubre-diciembre, 2012)

PRESENTACIÓN


Miguel Ángel Arias Ortega

Martín Chambi. Piedra de 20 ángulos, Cuzco. 1930ca.
Sigue siendo común escuchar en diferentes foros y en distintos escenarios, que la formación y actualización de los docentes dentro del Sistema Educativo Nacional en cuestiones ambientales, es una de las asignaturas pendientes. Se apela a una necesidad imprescindible de que el profesor frente a grupo, cuente con las herramientas teórico-prácticas necesarias del campo de la educación ambiental, que le permitan una mayor comprensión de los fenómenos ambientales, que lo habiliten para desarrollar dentro del salón de clase y fuera de él, acciones y prácticas educativas tendentes a mejorar las condiciones de vida de los sujetos y al mismo tiempo, conservar el medio ambiente. Sin duda, nadie en su sano juicio podría estar en contra de esta pretensión, en la medida que hoy en día las condiciones ambientales nos han hecho ver la magnitud de la problemática y las profundas consecuencias que ésta trae consigo, y que se refleja de manera cruda e inmediata, en los diferentes grupos de la sociedad, particularmente en los más desfavorecidos, aquellos llamados “vulnerables”.

No obstante y ante las negativas evidencias ambientales, debemos preguntarnos ¿qué hace falta para que esta pretensión se materialice dentro del sistema educativo en nuestro país?, y sean los docentes, al igual que otros sujetos y profesionistas, los artífices del cambio educativo que el momento histórico de crisis ambiental nos requiere.

Un cambio educativo que permita a los individuos construir nuevas reflexiones, conductas, saberes, información y prácticas, con las cuales emprendamos un nuevo camino hacia el mejoramiento del medio ambiente y hacía nuevas posibilidades de futuro para los seres humanos donde quería que nos encontremos, y sin importar la clase o grupo al que pertenezcamos.

Lo que también es cierto, es que no podemos esperar a la eternidad y seguir desoyendo a quienes están en las aulas y cada día enfrentan el gran reto de educar a los estudiantes de este país, aún con las limitaciones y potencialidades pedagógicas que posean. A la luz de lo anterior, la Revista Caminos Abiertos, con su interés primordial de difundir el trabajo de las y los docentes del sistema educativo, presenta este volumen dedicado al tema de educación ambiental, el cual busca ofrecer reflexiones, posturas y propuestas educativas vinculadas a lo ambiental, mismas que se constituyen en los puntos de partida para proyectos de investigación e intervención educativa que han de cristalizarse en tesis de grado y en investigaciones colectivas dentro del campo de la educación ambiental en la Universidad Pedagógica Nacional en su Unidad 095, Azcapotzalco.

El volumen lo integran propuestas pedagógicas de los estudiantes de la onceava generación de la Maestría en Educación Ambiental y un trabajo de exalumnas y docente de esta maestría, mismos que en conjunto ofrecen un mosaico de posibilidades, respecto a las formas que la educación ambiental puede ser motivo para nuevas discusiones, nuevas lecturas y en general, para la construcción de otras respuestas a los problemas ambientales.

El volumen se inicia con la propuesta de Nancy Virginia Benítez Esquivel, Alma Lilia Cuevas Núñez y María Edith Corona Escalante, a través de su artículo: “El regreso a la posmodernidad: elaboración de un marco de referencia en torno a la intervención en educación ambiental”, quienes escriben desde el programa de la Maestría en Educación Ambiental (Unidad 095) de la Universidad Pedagógica Nacional, y donde se ha desarrollado una importante experiencia de formación de educadores ambientales en el nivel de educación básica principalmente. Su trabajo advierte sobre la necesidad de construir un marco teórico que permita clarificar conceptos, e identificar posturas y enfoques, en torno a las actividades de intervención educativa en materia ambiental, al tiempo que posibilite indagar sobre ciertos métodos y técnicas de investigación para recuperar, sistematizar, analizar y evaluar experiencias de trabajo en esta dirección, dentro del ámbito formal y no formal.

El trabajo titulado: El cine de animación como instrumento de la educación ambiental: una propuesta para estudiantes de comunicación de la FES Acatlán-UNAM”, de Daniel Lara Sánchez, expone un conjuntos de argumentos para señalar que el cine de animación, se configura en una importante herramienta para la educación ambiental, al tiempo se puede ser también un vehículo interesante de entretenimiento para los estudiantes. El documento adjunta una propuesta de intervención educativa en materia ambiental con estudiantes universitarios en la Facultad de Estudios Superiores Acatlán de la UNAM, dentro de la licenciatura en Comunicación.

Elsa Torres Albarrán nos ofrece el trabajo Educación Ambiental y educación preescolar. Taller de formación docente”, donde hace una análisis sobre la necesidad urgente de formar a los profesores de educación básica, a fin de otorgarles herramientas prácticas e intelectuales que les permitan implementar acciones educativo-ambientales en los espacios escolares donde desarrollan su actividad pedagógica diaria. Su propuesta concreta es un taller para formación profesores dentro del campo de la educación ambienta, con el propósito de orientar sus esfuerzos hacia un nuevo cambio de mentalidad y acción en lo relativo a las cuestiones ambientales.

“Y después del calentamiento global ¿Qué? Cambio climático en preescolar. Una intervención docente”, es la propuesta que Gisela Pérez Mondragón nos comparte. En su documento advierte que este artículo da continuidad a su trabajo de tesis de licenciatura donde abordó el mismo tema, y donde quedó sorprendida cómo los estudiantes de educación básica, manifestaban importantes niveles de reflexión y análisis para abordar un tema tan complejo como lo es el del cambio climático. De ahí que nos relata la experiencia vivida con la aplicación de un programa de educación ambiental orientado hacia la temática del cambio climático, y que estuvo dirigido a niños y niñas de preescolar en una escuela ubicada en el estado de México.

Por su parte, Gloria Adriana Garduño Anzures presenta su trabajo titulado: “Educación ambiental en contextos urbanos: un acercamiento a una institución preescolar en el Barrio de Tepito”, en él se ofrece una panorama general sobre la importancia de incorporar las cuestiones ambientales en los procesos educativos de los estudiantes de preescolar, para quienes ver, tocar, experimentar, vivir, etc., son elementos indispensables que permiten arribar a un conocimiento significativo. Ofrece también una propuesta de trabajo con niños y niñas preescolares en un contexto particular como lo es el Barrio de Tepito de la Ciudad de México.

Daniel Isaac García García nos da cuenta de un interesante análisis sobre las condiciones ambientales en que se produce las flores (floricultura), y donde problemas como la contaminación de agua, de suelos y de las propias personas son uno de los aspectos que caracterizan este tipo de actividad económica. Su trabajo titulado: Hacia la crisis ambiental generada por la producción florícola en el Municipio de Tenancingo, Estado de México. Taller de educación ambiental para generar una mejor calidad de vida”, da cuenta clara de este tipo de adversidad, pero al mismo tiempo, ofrece una posibilidad de abordaje de dichas condiciones, a través del involucramiento de sus propios actores, para lo cual vislumbra el desarrollo de talleres de reflexión y análisis que le permiten al sujeto ser conscientes de su condición de explotados y de los peligros que conlleva la contaminación ambiental por el excesivo uso de pesticidas en los campos.

El cine como recurso didáctico para el desarrollo de la educación ambiental en preescolar”, es el trabajo presentado por Liliana Ramírez Torres, quien se desempeña como docente de un grupo de preescolar en la colonia Santamaría la Rivera en la Ciudad de México. En su escrito nos ofrece una descripción de los rasgos de los estudiantes que acuden a su salón de clase, quienes en su mayoría pertenecen a una clase social con posibilidades económicas y culturales importantes, pero en quienes se refleja, lamentablemente, un alejamiento y escaso interés, por las condiciones ambientales. Su escrito se centra en analizar las posibilidades de considerar a las proyecciones cinematográficas o la proyección de videos, como una herramienta didáctica para abordar las cuestiones ambientales en su salón de clase, a fin de que los estudiantes a través de las imágenes puedan generar distintos acercamientos y compromisos con las cuestiones ambientales en su vida cotidiana, al tiempo que resulta una actividad atractiva y de entretenimiento para los mismos.

Oscar Baños Huerta, a través de su trabajo: “Educación ambiental y saberes tradicionales”, hace un análisis sobre las condiciones ambientales que padecemos en la actualidad y donde advierte que esta crisis ambiental es el resultado de una crisis de mayor envergadura que ante todo refleja el agotamiento del modelo de civilización, el cual dicta las múltiples formas en que nos relacionamos con nosotros mismos, con los demás sujetos y con la naturaleza. De ahí que su propuesta gire en torno a recuperar algunos de los saberes, prácticas, cosmovisiones, etc., de culturas no occidentales a fin de establecer una relación distinta con nuestro medio ambiente y donde se dé una revalorización de la diversidad cultural.

El volumen lo cierra el trabajo de Víctor Miguel Rodríguez Jiménez, titulado: Implicaciones de la educación artística en la conformación del campo de la educación ambiental en la escuela primaria”, quien nos ofrece un análisis sobre las formas en que la educación artística puede ser un elemento que contribuya a un mejor abordaje de los contenidos y actividades de educación ambiental en la educación básica. Así, en su trabajo se destaca que el desarrollo de actividades educativas donde se incluya la dimensión artística, impactará en forma positiva la actitud de los niños y las niñas en su relación cotidiana, lo cual se verá reflejado en su vinculación con el medio ambiente. Su propuesta se concreta en dos etapas de trabajo, la primera comprende la realización de un taller dirigido al personal docente y la segunda tiene como punto de interés, el seguimiento a las estrategias diseñadas por los profesores, producto de la primera etapa.

Como puede apreciarse, el lector tiene ante él, una importante variedad de propuestas educativas, de frescura de discursos, de visiones docentes, etc., las cuales tratan de captar su atención, su interés y motivación, para que juntos podamos construir nuevas avenidas, edificar otros caminos y plasmar nuevas modulaciones pedagógicas, a partir del importante trabajo que desarrollan las y los docentes de este país, en relación con lo ambiental.


Otoño, 2012

El regreso a la posmodernidad: Elaboración de un marco de referencia en torno a la intervención en Educación Ambiental

Nancy Virginia Benítez Esquivel, 
Alma Lilia Cuevas Núñez y 
María Edith Corona Escalante

Martín Chambi. Fiesta de la cruz, 1930
Presentación
En 1998, con el artículo: “La educación ambiental entre la modernidad y la posmodernidad: en busca de un marco educativo integrador”, Lucie Sauvé planteaba que en los años noventa la educación ambiental había retrocedido en la orientación hacia la posmodernidad y se volvía naturalista, ecologista y conservacionista por el ascenso de un discurso oficial apegado al desarrollo sustentable. En ese retroceso, este campo perdía la frescura y diversidad que había ganado en los años ochenta sobre la base de un relativismo filosófico que impulsaba al reconocimiento de las circunstancias y saberes ambientales locales, de esfuerzos novedosos y de propuestas integrativas.
En el seno de la Maestría en Educación Ambiental que imparte la Unidad 095 de la Universidad Pedagógica Nacional, sobre la base de la experiencia en la formación de educadores ambientales, y como parte de un proyecto de investigación hemos asumido la necesidad de conformar un marco teórico para la intervención en educación ambiental. En esta ocasión presentamos los primeros planteamientos de esa construcción: la intervención que realizan nuestros estudiantes vehicula el retorno a la posmodernidad al poner en praxis a la educación ambiental y promover con ella un diálogo de saberes entre sujetos diversos en distintos ámbitos.

El proyecto
Con el objeto de proponer modelos fundamentados de intervención en educación ambiental para los ámbitos formal y no formal, en marzo de 2012 la unidad 095 Azcapotzalco propone para su registro, el proyecto: La intervención en educación ambiental, en el cual colaboramos profesoras, egresadas y estudiantes de maestría. Para desarrollar en dos años, nos propusimos los siguientes objetivos específicos:
·                    Construir un marco referencial de la intervención en la educación ambiental.
·                    Indagar métodos y técnicas para la recuperación, sistematización, análisis y evaluación de experiencias de intervención educativa acordes con la educación ambiental en los ámbitos formal y no formal.
·                    Fortalecer la recuperación, análisis y evaluación de las experiencias de intervención de los estudiantes y egresados de maestría que se encuentran en el proceso de elaboración de su tesis, a través de estrategias de trabajo curricular y extra curricular.
·                    Analizar las experiencias de intervención documentadas en tesis de Maestría para identificar factores de éxito relacionados con el diseño y desarrollo de las mismas.
·                    Delinear modelos de intervención en educación ambiental para los ámbitos formal y no formal.
Cada uno de estos objetivos corresponde a una fase del trabajo, para cuyo  desarrollo hemos planteado estrategias diversas entre las que cabe desatacar el trabajo en seminario, pues es el espacio presencial de discusión en el que se discuten textos y se organiza el trabajo. Esta estrategia se apoya en el uso de tecnología, por ejemplo en el uso de herramientas para trabajo compartido y comunicación a distancia. Fuera de esta tenemos dos tipos de estrategias más: la organización de conferencias de expertos en las que participamos como público y aquéllas en las que nosotros intervenimos, como el III Coloquio de estudiantes y egresados de programas académicos en educación ambiental.
Cabe subrayar que este proyecto nace de la necesidad de documentar y sustentar el trabajo que se desarrolla en la maestría, especialmente en la línea de formación específica y en la tutoría de tesis. En este proceso es donde, percibimos, se lleva a cabo un importante diálogo académico no sólo entre los sujetos involucrados, sino que incluye autores, vertientes, posturas de educación ambiental y de discursos asociados a ella. En las tesis se esbozan y a veces concretan discusiones, decisiones, planteamientos, intentos, orientaciones que parecen desbordar lo escrito sobre educación ambiental, contravenir posturas dominantes o ceñirse a ellas con el acuerdo o desacuerdo de los integrantes del colegio.

La primera fase
La primera fase consiste en la elaboración de un marco referencial que conjunte aquellas ideas en las que paulatinamente nos hemos movido al promover la formación de los estudiantes a través de la intervención. Para ello ha resultado enriquecedor volver a mirar el texto de Lucie Sauvé: “La educación ambiental entre la modernidad y la posmodernidad: en busca de un marco educativo integrador”, que a estos momentos y para efectos de este trabajo nos permite identificar cuatro núcleos a partir de los cuales organizar las ideas:
a.                  La concepción de medio ambiente que, como ella ha planteado, puede tener diversas connotaciones; esta concepción guía la forma en que se concibe la educación ambiental. En nuestro caso, preferimos mirar al ambiente como el resultado de las interacciones entre el medio biofísico y el social, mediado por la cultura en un momento histórico (Alba, 2006).
b.                 La discusión acerca de si la educación ambiental debe aspirar al desarrollo sustentable o si debe mirar la sustentabilidad y por supuesto, el significado de ello para la educación ambiental, pues es necesario discutir cómo la educación ambiental puede contribuir. Desde la visión de ambiente como interacción mediada por la cultura resultan muy pertinentes los señalamientos, por ejemplo,  de Eduardo Gudynas (2009) en torno a la sustentabilidad débil, fuerte y súper fuerte.
c.                  El problema de la práctica de la educación ambiental. Así lo señala Sauvé y nosotros asumimos que es el asunto central, en la formación de educadores ambientales. En esta postura se enmarca la discusión actual de si los posgrados en este campo pueden aspirar sólo a la formación a través de la investigación. Desde nuestro punto de vista, no es suficiente que el educador ambiental investigue (lo cual no niega que sea necesario) en torno a un objeto de estudio. Es importante que la investigación sea parte de un proceso de educación ambiental, que éste sea el objeto y se intente la producción de conocimiento respecto del propio proceso. De la misma forma, esta discusión incluye planteamientos acerca de los propósitos, los contenidos, las actividades y los recursos, así como del proceso curricular en su conjunto desde la planificación hasta la evaluación. Con este énfasis en la práctica, la educación ambiental conjuga mejor sus dos elementos constitutivos, sin dejarse ir sólo a lo ambiental.
d.                 La posmodernidad. Aquí un pensamiento clave de Lucie Sauvé que interesa recuperar en detalle. La educadora canadiense plantea que en los años ochenta la educación ambiental había entrado gradualmente en la posmodernidad y en los noventa, reducida a una herramienta para el desarrollo sustentable, hay un retroceso, hay un vuelco a la modernidad. Cabe detenernos en la distinción de los paradigmas de modernidad y posmodernidad, puesto que en ella se basa nuestra principal tesis: la formación de educadores ambientales que ofrece la Unidad 095 responde al paradigma de la posmodernidad.
Dice Lucie Sauvé:
“… la modernidad se caracteriza por su creencia en el progreso, asociado  a la explosión del conocimiento científico y las promesas de la tecnología. Es un crisol para el desarrollo de las principales teorías unificadoras (…) y la búsqueda de principios organizadores que contienen valores universales “ (Sauvé, 1998: 9).

Propios de la modernidad son una epistemología positivista basada en la búsqueda de la objetividad y la racionalidad instrumental, una ética antropocéntrica en la que la democracia es el instrumento de la libertad. Ante el derrumbe las expectativas modernas, Sauvé identifica cuatro tipos de reacción: el conservacionismo, el reformismo, el nihilismo y el transformismo. La educación ambiental nace precisamente como reacción a ese derrumbe, en sus inicios fue reformista (intentaba resolver y prevenir los problemas causados por el ser humano en los sistemas biofísicos.
En este surgimiento se propusieron modelos de intervención enfocados al “aprendizaje de la solución de problemas y de habilidades para la gestión ambiental en el marco de una educación científica y tecnológica, abierta a las realidades sociales y dirigida a cambiar el comportamiento de los ciudadanos”. Ello significó una alternativa a la educación para la conservación y una mirada al ambiente como problema global y multidimensional. Sin duda un paso importante en la construcción del campo.
Por su parte la posmodernidad se teje en un contexto de cambios, de abolición de los órdenes anteriores, de cuestionamiento y de búsqueda. No existe una concepción única de la posmodernidad, sino una rica diversidad de discursos y de prácticas. Entre éstas coexisten diversas manifestaciones de nihilismo (…) y de distintas propuestas transformacionistas (…). (Sauvé, 1998: 9).
En este punto la autora refiere que la educación en este paradigma adopta una postura epistemológica relativista (que toma en cuenta la interacción sujeto - objeto, es inductiva, socio-constructivista, crítica, reconoce la naturaleza compleja, única y contextual de los objetos de conocimiento. Sobre esta epistemología cabe subrayar:
La epistemología reconstructiva posmoderna valora el diálogo de los diversos tipos de conocimiento (científico, experiencial, tradicional, etc.) en los cuales la disciplina ya no es el principio organizador y cuyo criterio de validez radica en la relevancia para la transformación de las realidades, ya consideradas dentro de una perspectiva crítica. Más que una justificación a priori de las opciones teóricas y estratégicas, se prefiere un proceso dialéctico entre la teoría y la práctica y una evaluación continuada de los procesos (Sauvé, 1998: 9).
A la par de una orientación epistémica orientada a la transformación, al proceso dialéctico que, desde nuestro punto de vista es el sentido de la evaluación, Lucie Sauvé apunta sobre la ética:
La educación posmoderna adopta una postura ética también relativista (donde se considera el contexto) y no antropocéntrica o individualista a priori, sino que corresponde a un proceso de discusión crítica entre los actores de una situación, con el fin de proporcionar bases para tomar decisiones contextualmente apropiadas. Aquí la democracia asume un significado totalmente diferente del que tiene la modernidad: el de una negociación por una participación para la transformación de las realidades sociales problemáticas (Sauvé, 1998: 10).

Consideramos que la formación de educadores ambientales transita paulatinamente en el rumbo de la posmodernidad someramente dibujada hasta aquí. El tránsito ha implicado participar en la construcción de un camino y la resistencia a seguir por otro: para nosotros el desarrollo sustentable no es la aspiración, pero sí nos interesa la sustentabilidad, para nosotros el medio ambiente es más que naturaleza por conservar, es una interacción mediada por las culturas y determinada por el modelo civilizatorio desarrollista en crisis. Para nosotros la investigación debe ser parte de la intervención y ésta tiene que ser contextualizada y profesionalmente diseñada y evaluada, el marco de decisiones humanas situadas. 

Referencias
Alba, M. et al (2006) Lineamientos estratégicos de educación ambiental para el desarrollo sustentable en áreas naturales protegidas de la CONANP. Cartel. México, CONANP/SEMARNAT.
Gudynas, Eduardo (2009) “Desarrollo sostenible: posturas contemporáneas y desafíos en la construcción del espacio urbano”, en  Vivienda popular No. 18. Montevideo, Facultad de Agricultura.
Sauvé, Lucie (1999) “La educación ambiental entre la modernidad y la posmodernidad: en busca de un marco de referencia educativo integrador”; en: Tópicos en educación ambiental No. 2. México, Mundiprensa.

El cine de animación como instrumento de la Educación Ambiental: Una propuesta para estudiantes de comunicación en la FES Acatlán-UNAM

Daniel Lara Sánchez

“La animación no es ilusión de vida… es la vida misma”
Chuck Jones, animador estadounidense


“Los árboles gritan de dolor al morir,
pero tú no puedes oírlos”
Moro Kami (diosa liba), en La Princesa Mononoke


Fotograma de la cinta
El viaje de Chihiro
Presentación
El cine de animación tiene una historia larga y rica a nivel mundial que le ha hecho merecedor de admiradores y denostadores por igual. Los dibujos animados, como arte y expresión humana, han enriquecido en general al medio cinematográfico y a la vida del ser humano. La animación ha creado personajes y situaciones que se han vuelto parte de la cotidianidad, sobre todo en la sociedad occidental: iconos animados son los reyes de la mercadotecnia y los medios de comunicación. Al cine de animación se le ha visto como evasión, entretenimiento infantil, creador y transmisor de ideología o como pretexto para crear y aplicar estrategias educativas. En el presente texto, justificaremos por qué el cine de animación, por una parte, no sólo es un medio consumido por niños y una forma de entretenimiento; y por otra, cómo puede ser utilizado como herramienta de educación ambiental (EA) en estudiantes universitarios.
Hacia el final, construiremos una propuesta en ese sentido.



La animación: arte, comunicación… ¿y educación?
“Mamá, ese edificio se está quejando”
Chihiro, en El viaje de Chihiro

Muchos de nosotros, quienes hemos vivido en la sociedad occidental, seguramente crecimos viendo dibujos animados, ya fuera en una inmensa pantalla de cine o en la pequeña de algún televisor a color o blanco y negro. Varios recordarán cuando lloraban o se emocionaban viendo alguna película de la casa Disney en la gran pantalla o cuando reían con las aventuras locas e ilógicas del Pato Lucas o de Pedro Picapiedra en la sala de su casa. O cuando las lágrimas hacían su aparición después de sufrir con aquellas series animadas japonesas que más parecían telenovelas, como Remi o Heidi. Las mal llamadas “caricaturas” (el término correcto es “dibujos animados” o simplemente “animación”, dado que la caricatura es un género periodístico que se distribuye en medios impresos y que no cuenta con la ilusión de movimiento) estuvieron presentes durante gran parte de nuestra infancia.
Sin embargo la animación[1], en su origen, no estaba pensada para niños. Ya desde antes de su incursión en el medio cinematográfico, los personajes animados protagonizaban historias inocentes, pero creadas para la diversión del público adulto. Una vez que los dibujos animados llegaron a formar parte del cine (aquí recordamos a los primeros actores de papel que conformaron el star system en la animación, sobre todo norteamericana: El gato Félix, Betty Boop, Mickey Mouse, Oswald el conejo, Mutt y Jeff, Tom y Jerry, Bugs Bunny, Woody Woodpecker y otros más), sus cortometrajes cumplían con la función de entretener al público adulto antes de la proyección de los largometrajes en acción real. Incluso, los primeros largometrajes animados, a pesar de que hoy podamos verlos llenos de inocencia, canciones cursis y personajes azucarados, en su momento estuvieron pensados para públicos diversos y no solamente el infantil: sólo habrá que recordar la escena de los árboles del bosque en Blanca Nieves y los siete enanos, las desgracias que vivía en Dumbo el elefante que daba nombre a la película o la muerte de la mamá del pobrecito Bambi.
Los dibujos animados fueron etiquetados como entretenimiento para niños cuando, a finales de los años 50 y principios de los 60 del siglo pasado, llegaron a la pantalla chica y se convirtieron en simple pasatiempo infantil sabatino o diurno. Entonces, muchas series animadas fueron producidas con baja calidad e historias simples y predecibles y, por lo tanto, la animación como medio comenzó a perder prestigio y a ser arrinconada en las pantallas televisivas. En esos días, considerar a la animación como una herramienta educativa era poco menos que un sacrilegio, toda vez que a los medios en general, pero en especial a la televisión se les veía, en los círculos académicos, como medios enajenantes, ideologizantes e idiotizantes (aunque en muchos casos fuera verdad). Esta opinión incluía, por supuesto, a las mal llamadas “caricaturas”.
Sin embargo, hacia finales de los 80 y principios de los 90, la animación experimentó un proceso de revaloración no sólo entre el público, sino incluso en la crítica cinematográfica y hasta en los medios académicos, debido a, sobre todo, tres factores: el surgimiento de la serie televisiva Los Simpson, que mostró que podía hacerse animación para televisión crítica e inteligente; la resurrección de los estudios Disney que, muy lentamente empezaron a dar variedad a sus historias y a mejorar de manera impresionante la calidad de sus animaciones; y el auge ya innegable e imparable del animé, es decir, la animación japonesa, con toda su frescura en guiones, diseño de personajes y estilo de animación. En esta última corriente, el estudio Ghibli, dirigido por Hayao Miyazaki, tomó la delantera. El surgimiento e innovación de la animación computarizada a partir de los 90 vino a completar el cuadro. Hoy en día, el género cinematográfico con más impacto en taquilla y recepción en casi todo el mundo es, precisamente, la animación.
Y si bien el cine en general ha sido casi desde sus orígenes considerado como un medio para educar (aunque no fue creado con tal intención), poco a poco el cine de animación fue tomado en serio también como un recurso didáctico dentro y fuera de las aulas. Sin embargo, casi siempre ha sido utilizado como una herramienta educativa para los niveles escolares básicos, toda vez que, a pesar de que en la actualidad la animación vuelve a dirigirse a todo tipo de público (el animé en general, por ejemplo, no es un medio infantil), sigue cargando con el estigma/prejuicio de ser considerado “entretenimiento para niños”.
La propuesta que intentamos construir en este texto está enfocada en el uso del cine de animación como un recurso didáctico de educación ambiental, pero para estudiantes universitarios, específicamente de la carrera de Comunicación. Sobre esto profundizaremos en el siguiente acápite.


La licenciatura en Comunicación: Del prejuicio a la propuesta

"La Tierra es impresionante. Estas son granjas, así se llaman, los humanos metían semillas en la Tierra, vertían agua en ellas y crecía la comida, como pizzas."
Diálogo pronunciado en Wall-E

Nuestra propuesta de educación ambiental basada en el cine de animación está planeada y será aplicada en estudiantes del noveno semestre (agosto-diciembre 2012) de la carrera de Comunicación de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán de la UNAM. Sobre la o las razones de la propuesta, lo más fácil sería contestar que quien esto escribe ahí labora. Pero hay más, las cuales intentaremos exponer a continuación.
La carrera de comunicación en general, y a pesar de ser una de las que tienen mayor demanda en México, es vista en varios círculos académicos y especialistas en otros campos como una licenciatura sin mayor exigencia académica. Se piensa, en general, que el futuro comunicólogo sabe de todo y de nada a la vez. Que el objeto de estudio de la carrera ni siquiera está bien definido. Que la especialización del comunicólogo hace que su formación sea, paradójicamente, dispersa y vaga. Que el perfil del egresado en comunicación es poco claro. Que la licenciatura en sí es una combinación extraña entre la antropología, la sociología y otras ciencias sociales. Que es una sociología de segunda. Y que los alumnos de comunicación son, en general, flojos y desconectados del mundo real. (Esto último, en algunos casos, es desafortunadamente cierto).
Nosotros pensamos que la comunicación en general, desde el punto de vista epistémico, debe ser una disciplina social en construcción, enfocada en formar egresados interesados y preparados en generar estrategias comunicativas y contenidos para los medios de comunicación acordes con las necesidades del mundo actual. Egresados, además, con una formación crítica y humanista que les permita analizar los hechos comunicativos en cualquier contexto y a cualquier nivel.
En la FES Acatlán, el plan de estudios actual de la carrera de comunicación tiene, ciertamente, un sentido humanista y crítico. Sin embargo, desde nuestra perspectiva como educadores ambientales, pensamos que falta una dimensión fundamental: la relación de la comunicación, actividad inherente al ser humano, con el cuidado del medio ambiente pero, sobre todo, la generación de estrategias y contenidos comunicativos tendientes a actuar de manera firme, decisiva e inmediata para impactar positivamente en la construcción de soluciones para la crisis ambiental global que aqueja al planeta, consecuencia a su vez de una crisis del modelo de desarrollo neoliberal imperante en la sociedad occidental.
En otras palabras, pensamos que el comunicólogo, puede y debe interesarse por las consecuencias de la crisis ambiental por la que atraviesa nuestro mundo y actuar en consecuencia. Y, dado que el plan de estudios de la licenciatura no contempla de manera explícita esta idea, nuestra propuesta está centrada en aplicar una serie de estrategias educativas al respecto, dentro de la materia que actualmente impartimos: Seminario de Cultura de Masas[2].


La crisis ambiental y la crisis comunicacional como crisis civilizatorias

“Lo de hoy es el cambio climático”
Syd, en La Era de Hielo

Para nadie (o casi nadie) es un secreto que, desde finales de los años 80 del siglo pasado, el neoliberalismo, fase superior del capitalismo, se ha instaurado en el planeta casi de manera global. Este modelo de desarrollo se ha construido fundamentalmente sobre los siguientes pilares: el progreso, el crecimiento, la industrialización, la urbanización, el consumismo, el cientifismo y la occidental/americanización de la sociedad (Ramírez, 1997: 128-129).
Toledo (2000: 17), lo expresa así: “La explicación […] se encuentra en la proliferación y puesta en práctica de los principios enunciados por el neoliberalismo: apertura comercial indiscriminada, mercantilización de todos los recursos naturales, disminución de la inversión pública y los subsidios estatales, privatización o desmantelamiento de los servicios sociales, destrucción del campesinado y de las culturas indígenas del mundo, fin a las políticas de seguridad y autosuficiencia alimentaria de los países, etc.” Esta cosmovisión neoliberal ha ocasionado una forma de vida global poco respetuosa y sí depredadora del medio ambiente y la naturaleza. Los recursos naturales son explotados de manera irracional sin tomar en cuenta las necesidades de futuras generaciones[3]. Enfrentamos, como especie, una problemática inédita que ha puesto en peligro el equilibrio ambiental del planeta, con consecuencias injustas: los países “desarrollados” son quienes principalmente depredan los recursos naturales y, casi siempre, quienes terminan pagando los platos rotos, son los países o comunidades “en desarrollo” (léase “pobres”).
El cambio climático, la afectación de la capa de ozono, el desperdicio y contaminación de recursos hídricos, la pérdida de la biodiversidad y el deterioro de múltiples ecosistemas, la pésima calidad del aire que se respira en las sociedades industrializadas, la urbanización acelerada y poco planeada, el crecimiento exponencial del tránsito vehicular con todas las consecuencias que trae, son síntomas de esta crisis ambiental, consecuencia de un modelo civilizatorio materialista/industrial.
Aparejada con la problemática ambiental, se presenta una crisis en la mentalidad occidental, o lo que el filósofo Edgar Morin ha llamado “la psicoesfera”. Y puntualiza: “Los ancianos se abandonan a la muerte, inactivos, los jóvenes se suman al alcoholismo y es posible ver a niños de cuatro años emborrachándose con cerveza. Las mujeres, que sustituyeron sin transición el pescado y la carne por las farináceas y las golosinas, se han vuelto obesas. La antigua comunidad ha quedado destruida y no se ha construido una nueva. El altruismo ha dado paso al egoísmo. Un antiguo modo de vida, un antiguo mundo de vida, ha muerto. El bienestar doméstico ha llegado, con el alcoholismo, la droga, el aburrimiento”. (1993: 96). Toledo (2000: 8-9) complementa con la afirmación de que existe una paradoja en la sociedad global actual: mientras la tecnología se ha desarrollado de tal forma que ayuda a incrementar la durabilidad de la vida humana y permite que los seres humanos estemos más comunicados, los valores y formas de convivencia se han deteriorado gravemente, dando paso al individualismo y la búsqueda del bienestar y la comodidad personal. Algo sobre lo que Lipovetsky ha profundizado de manera documentada. (1995: Capítulos III y IV).
Dentro de esta crisis de mentalidad, los medios de comunicación y los sistemas educativos occidentales han desempeñado, desafortunadamente, un papel determinante. La escuela se ha convertido, en muchos de los casos, en una institución conservadora y fomentadora de los valores neoliberales, mientras que los medios, al ser fundamentalmente empresas capitalistas, son manejados por empresarios a quienes difícilmente les interesa el respeto por el medio ambiente, o la formación de personas críticas, porque ello afecta su modo de vida, basado en el sostenimiento del modelo civilizatorio imperante.
Basta con revisar con mirada crítica los contenidos de la mayoría de los medios actuales en México (o en casi cualquier parte del mundo, gracias a la Internet) para darnos cuenta de que, en los medios plegados al poder político y económico, o que incluso forman parte de él, predomina una visión poco comprometida con los problemas urgentes que enfrenta la humanidad, en especial, la crisis ambiental.
El cine y la animación, como medios de comunicación, están sujetos casi siempre a las leyes del mercado y a perpetuar en sus contenidos los mismos valores. Enfocándonos en lo que aquí nos interesa, es interesante revisar la historia de la animación y encontraremos que, durante gran parte de la misma, han sido pocas las producciones animadas enfocadas en generar no sólo crítica o conciencia social, sino especialmente, una preocupación genuina por los problemas ambientales. Salvo algunas cintas producidas por la industria de animación japonesa, casi no había mención a estas situaciones. Fue hasta inicios del presente siglo cuando, dada la gravedad de la crisis ambiental, el cine de animación en general comenzó a tocar estos temas. Y es precisamente cuando la animación comenzó a ser considerada como un medio idóneo para educar ambientalmente, como lo proponemos a continuación.


Nuestra propuesta

“¿Acaso no saben por qué el agua buena es pura? ¡Porque los árboles la purifican! ¿Y ustedes quieren cortarlos?”
Nausicaä, en Nausicaä, Valle del viento

Una vez que hemos establecido que el cine de animación es un medio pensado no sólo para niños y que puede ser considerado como una herramienta efectiva de educación ambiental, detallaremos brevemente nuestra propuesta de trabajo en estudiantes del noveno semestre de comunicación de la FES Acatlán.
Como se mencionó líneas arriba, las actividades didácticas propuestas se trabajarán en la asignatura de Seminario de Cultura de Masas, materia optativa dentro del plan de estudios de la carrera. Pensamos que esta materia es ideal para llevar a cabo nuestra propuesta por diversas razones:
·                    Se trata de una asignatura que los alumnos cursan en su último semestre de estudios, es decir, a punto de egresar, y es más probable que los conocimientos obtenidos y las reflexiones generadas las mantengan más frescas una vez que salgan de la universidad y se integren al mercado laboral (si lo logran).
·                    Es una materia que, como su nombre lo indica, se trabaja como Seminario, es decir, la reflexión grupal en clase es fundamental para una mejor construcción del conocimiento. En educación ambiental, es importante la reflexión comunitaria sobre los problemas ambientales.
·                    El contenido programático de la materia se presta para incluir en ella contenidos ambientales. Dado que en Seminario de Cultura de Masas se reflexiona precisamente sobre cómo el capitalismo y la industrialización han generado las industrias culturales y, por lo tanto, la propia cultura de masas, la asignatura permite integrar contenidos que inviten a los alumnos a reflexionar no sólo en ello, sino en cómo el mismo modelo de desarrollo también generó la crisis ambiental.
·                    Dado que la materia pertenece al plan de estudios de comunicación, es importante que los casi comunicólogos comprendan y reflexionen sobre la utilidad social/ambiental que pueden tener los medios, en especial el cine de animación, y sobre la responsabilidad social del egresado de la carrera en la construcción de una sociedad sustentable.
Básicamente, nuestra intención didáctica consiste en guiar la reflexión de los alumnos acerca de la crisis ambiental y las posibilidades de un comunicólogo de actuar ante ella desde su profesión a partir de las siguientes líneas de acción, es decir, objetivos particulares:
1.                  Mostrar a los alumnos cómo el modelo civilizatorio neoliberal ha generado la crisis ambiental global y la crisis en la mentalidad/psicoesfera.
2.                  Reflexionar sobre cómo los medios de comunicación masiva han desempeñado un papel de reproducción y sostenimiento del modelo civilizatorio actual.
3.                  Proyectar en el aula cortometrajes animados y escenas de largometrajes de animación que muestren las consecuencias de la crisis ambiental y posibles alternativas a la misma, en especial, la construcción de una sociedad sustentable[4].
4.                  A partir de las películas de animación mostradas en el aula, generar discusión acerca de cómo el comunicólogo puede, desde su profesión y a partir de su responsabilidad social, proponer acciones para actuar ante la crisis ambiental global.
5.                  Motivar a los alumnos a usar la animación como un medio de educación ambiental y a proponer contenidos al respecto.
Para el logro de nuestros objetivos, diseñaremos actividades específicas para los alumnos, como:
a)                 Lecturas dirigidas y sus correspondientes controles de lectura, los textos leídos serán varios que expongan la crisis ambiental y sus consecuencias, de autores como Víctor M. Toledo, Edgar Morin y Gilles Lipovetsky, entre otros.
b)                 Análisis de contenidos de medios masivos de comunicación, a partir de cuestionarios y otros instrumentos, que permitan descubrir el papel desempeñado por los medios en el sostenimiento del modelo civilizatorio neoliberal.
c)                  Cuestionarios con preguntas de reflexión sobre las películas de animación proyectadas en el aula y sus contenidos sobre la crisis ambiental y las posibilidades de construcción de una sociedad sustentable.
d)                Grupos de discusión sobre la responsabilidad del comunicólogo, desde su profesión, en la construcción de una sociedad sustentable.
e)                 Diseño de formas simbólicas (guiones para cortometrajes de animación y otros), por parte de los alumnos, que detonen reflexión sobre la crisis ambiental y alternativas a la misma.


Discusión
“Que gane el azul, que pierda el rojo, que pierdan los dos  y que muera el perdedor. De todas formas, mañana ambos estarán muertos”
Abuela Oraku, en La guerra de los mapaches

La crisis/problemática ambiental global, como resultado de una crisis en el modelo civilizatorio neoliberal, es una realidad innegable y que demanda soluciones y acciones desde todos los campos del conocimiento humano. Entre ellos, la educación y la comunicación.
La educación ambiental es uno de los medios más importantes para enseñar a las personas cuáles son las causas de la crisis ambiental global y sobre la necesidad de proponer y construir a la sustentabilidad como un modelo de desarrollo alternativo, respetuoso de la naturaleza y del propio ser humano. La educación ambiental se encuentra en las aulas de todos los niveles educativos, pero también en la educación no formal, y por lo tanto, puede ubicarse también en los medios de comunicación masiva.
El cine de animación, como medio de comunicación con un gran impacto en públicos de todas las edades, puede ser usado como herramienta de educación ambiental no sólo para niveles educativos básicos, que es como normalmente se utiliza, sino también en el nivel universitario. En este artículo, hemos intentado resumir nuestra propuesta de trabajo para alumnos de la FES Acatlán, UNAM, estudiantes de la carrera de comunicación, con la firme convicción de que son ellos quienes, al egresar, pueden marcar una diferencia si llegan a laborar en los medios de comunicación, generando reflexión y contenidos acerca de la necesidad de atacar la problemática ambiental y de construir un modelo distinto de convivencia, basado en la sustentabilidad.
El educador ambiental tiene ante sí un reto ineludible, y en cada aula que pise, en cada grupo de alumnos con quienes trabaje, en cada ámbito de su desarrollo profesional, debe dejar una huella diferente, comprometida con el medio ambiente, tanto la naturaleza como las relaciones con el ser humano. Nuestra propuesta es sólo un grano de arena más en el intento de superar ese reto. Y de construir, en un futuro muy lejano, un futuro mejor.



Referencias
Landa, Rosalva, Brenda Ávila y Mario Hernández (2010) Cambio climático y Desarrollo Sustentable para América Latina y el Caribe. Conocer para comunicar, México, British Council, PNUD México, Cátedra UNESCO-IMTA, FLACSO México.
Lipovetsky, Gilles (1995) La era del vacío. Ensayos sobre el individualismo contemporáneo, Barcelona, Anagrama.
Morin, Edgar (1993), Tierra Patria, Barcelona, Cairos.
Ramírez Beltrán, Rafael T. (1997) Malthus entre nosotros: Discursos ambientales y la política demográfica en México 1970-1995, México, Ediciones Taller Abierto/Universidad Pedagógica Nacional.
Toledo, V. M. (2000) “Universidad y sociedad sustentable. Una propuesta para el nuevo milenio”, en Revista Tópicos en Educación Ambiental, Volumen 2, Número 5, Agosto, pp. 7-20.
------------- (2003) “Modernidad y ecología: las múltiples dimensiones de la crisis planetaria”, en Boada y Toledo, El planeta, nuestro cuerpo. La ecología, el ambientalismo y la crisis de la modernidad, México, F.C.E., pp. 113-136.
Vargas, María Celeste y Daniel Lara (2007) “Emile Reynaud y el Día Mundial de la Animación”, en  http://www.animacionenmexico.blogspot.mx/2007/10/emile-reynaud-y-el-da-mundial-de-la.html
Blog Animación en México: www.animacionenmexico.blogspot.com



[1] La animación es un medio visual que antecedió a la invención del cine. Desde finales del siglo XIX, diversos inventores y artistas, sobre todo en Europa, experimentaron con la generación de imágenes en movimiento. Se considera, sin embargo, al francés Emile Reynaud como el padre de la animación, puesto que fue el primero en lograr producir imágenes en movimiento no cíclicas por medio de su invento, el teatro óptico, el 28 de octubre de 1892, fecha que ahora se conmemora anualmente como el Día Mundial de la Animación. Para mayores detalles sobre el invento de Reynaud, cfr. Vargas y Lara, “Emile Reynaud y el Día Mundial de la Animación”, en http://www.animacionenmexico.blogspot.mx/2007/10/emile-reynaud-y-el-da-mundial-de-la.html
[2] Para comprender con profundidad la importancia de las universidades en general y su papel en la construcción de una sociedad sustentable, recomendamos la lectura del artículo de Víctor M. Toledo (2000: pp. 7-20).
[3] Para una mejor comprensión de la crisis o problemática ambiental global, cfr. Toledo, Víctor Manuel, (2003: 113-136), así como Landa, Ávila y Hernández (2010).

[4] Algunas de las películas animadas que se proyectarán en el aula son: Rarámuri: pie ligero (cortometraje mexicano), Wall-E y Happy Feet (largometrajes estadounidenses), La princesa Mononoke, Nausicaä Valle del Viento, El viaje de ChihiroLa guerra de los mapaches (largometrajes japoneses), entre otros que se decidirán durante el desarrollo del curso.